Por Martín Parodi
La radio argentina cumple 100 años. Y cumplirlos en el 2020 la sincroniza con dos momentos muy particulares que seguramente impacten su futuro.
El elemento imprevisible fue la pandemia y sus consecuentes socios: la cuarentena, el aislamiento y el distanciamiento social. Ese contexto de soledad y desolación volvió a encender la relación de la audiencia con la radio en vivo, con la radio informativa y especialmente con la radio de compañía. Estudiantes varados en otras ciudades, gente que vive sola e incluso miembros de familia buscando un respiro de la convivencia las 24 horas al día, todos recurrieron a la radio para encontrarse con alguien más, para escuchar otras voces y tener contacto con el afuera. Este es el camino que probablemente potencie la radio en vivo, ese factor humano que te habla al oído, que te escucha y te responde casi en tiempo real.
El elemento previsible fue la explosión (en cámara lenta) del podcast. La tendencia que comenzó hace unos años y había tenido un pico alto en el 2019, pronunció su curva ascendente en 2020. Emergieron infinidad de podcasts hechos por periodistas, documentalistas, científicos, empresas y hasta estudiantes de secundario. El audio volvió a ser cool, los jóvenes volvieron a escuchar y hacer radio… sólo que no se llama radio, pero un poco es radio. Desde la década del 90 no se vivía un entusiasmo así. Y el acceso tecnológico fue clave para su expansión: puedo tener mi propio podcast usando tan sólo mi teléfono, no dependo de ningún medio de comunicación y puedo hablar del tema que más me apasione, aunque no sea popular. Este camino de los contenidos específicos y a demanda, probablemente se bifurque de la radio en vivo, siempre más generalista.
Lo importante es que ambos destinos están transformando a la vieja radio, adaptándola al futuro que se viene y garantizando, quizá, sus próximos 100 años de vida.